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Reconozco que es difícil no bajar la guardia ante los problemas y dificultades, especialmente cuando éstos son externos y donde tengo poco o ningún control, pero cuando se derivan de nuestros propios miedos y malos hábitos, tendremos la posibilidad de influir positivamente si conseguimos descubrir las verdaderas raíces de nuestro antiguo pensamiento y no sólo los síntomas de nuestros comportamientos que están comprometiendo nuestra felicidad y éxito.
Estas barreras pueden representar el ancla para quedarte varado de por vida o el ala que te permitirá ver el mundo desde las alturas al superarlas. Podrían ser tus miedos y fobias, así como tu falta de visión, presencia y coraje, o simplemente una evasión de la realidad, ca ren cia de foco y quedarte en tu zona de confort, entre muchas más.
Convierte los problemas en oportunidades
Dentro de nosotros mismos todos tenemos otro yo que es crítico y duro juez de nuestras acciones, pero también contamos con la capacidad de controlar nuestro estado de ánimo y moral, que son factores positivos en el camino hacia el éxito al que estamos llamados.
Ante las dificultades habrá que desarrollar tu capacidad de resiliencia, que constituye esa fuerza capaz de retornar al estado original de las cosas o recuperar tu estado de ánimo normal. Tendrás que luchar permanentemente contra el coraje, la rabia, la molestia ante la angustia verbal; tendrás que controlar tu estado de ánimo para no responder de forma que luego te arrepientas de haberlo dicho. Piensa siempre dos o tres veces antes de reaccionar impulsivamente, hasta ser dueño de tu estado de ánimo y demostrar que eres viable para más responsabilidades y presiones.
Atrévete a aceptar tu obligación ante los retos, asegúrate de hacer bien lo que te corresponde en la solución de los problemas que son claramente compromiso de todos y nunca culpes a la “suerte” de los resultados que provocaste por tu apatía o poca iniciativa, recuerda que el “hubiera” tranquiliza tu conciencia, pero nunca cambia la realidad que pudiste haber enfrentado.
Una última reflexión: acepta los problemas como un ejercicio, que aunque a veces doloroso, te ayudará a fortalecer el músculo emocional que formará tu carácter. Reconoce que los problemas son sólo el resorte para que se den los grandes cambios; reconoce que tienes la fuerza para solucionarlos y convertirte en alguien que nunca baja la guardia.
Estas barreras pueden representar el ancla para quedarte varado de por vida o el ala que te permitirá ver el mundo desde las alturas al superarlas. Podrían ser tus miedos y fobias, así como tu falta de visión, presencia y coraje, o simplemente una evasión de la realidad, ca ren cia de foco y quedarte en tu zona de confort, entre muchas más.
Convierte los problemas en oportunidades
Dentro de nosotros mismos todos tenemos otro yo que es crítico y duro juez de nuestras acciones, pero también contamos con la capacidad de controlar nuestro estado de ánimo y moral, que son factores positivos en el camino hacia el éxito al que estamos llamados.
Ante las dificultades habrá que desarrollar tu capacidad de resiliencia, que constituye esa fuerza capaz de retornar al estado original de las cosas o recuperar tu estado de ánimo normal. Tendrás que luchar permanentemente contra el coraje, la rabia, la molestia ante la angustia verbal; tendrás que controlar tu estado de ánimo para no responder de forma que luego te arrepientas de haberlo dicho. Piensa siempre dos o tres veces antes de reaccionar impulsivamente, hasta ser dueño de tu estado de ánimo y demostrar que eres viable para más responsabilidades y presiones.
Atrévete a aceptar tu obligación ante los retos, asegúrate de hacer bien lo que te corresponde en la solución de los problemas que son claramente compromiso de todos y nunca culpes a la “suerte” de los resultados que provocaste por tu apatía o poca iniciativa, recuerda que el “hubiera” tranquiliza tu conciencia, pero nunca cambia la realidad que pudiste haber enfrentado.
Una última reflexión: acepta los problemas como un ejercicio, que aunque a veces doloroso, te ayudará a fortalecer el músculo emocional que formará tu carácter. Reconoce que los problemas son sólo el resorte para que se den los grandes cambios; reconoce que tienes la fuerza para solucionarlos y convertirte en alguien que nunca baja la guardia.
Ing. Javier Prieto
www.javierprieto.com.mx
Publicado en Player of Life
Business & Pleasures
MF
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